La emigración es un viaje de ida y vuelta; los orígenes nunca se olvidan. Tras décadas de ausencias, llega el emocionante reencuentro con la tierra y con la familia.
Fotografías
Cincuenta años después de esta foto en mi escuela primaria de Menorca, en 1997 volví a reunirme con muchos de mis compañeros de escuela en Alayor.
Yo todo lo hacía cantando “…están clavadas dos cruces en el monte del olvido, hoy vuelvo yo a recordar y me parece mentira…”
Entre todas estas fotos y documentos que conservo como un tesoro, hay muchas cartas y postales que nos enviamos con frecuencia entre Cuba y Canarias.
Volver a la casa natal después de tanto tiempo y encontrar una acogida excelente por parte de familiares e instituciones andaluzas fue muy emocionante.
Gracias al Programa de reencuentro organizado por la Junta de Andalucía en el año 1998 muchos emigrantes pudimos visitar nuestras raíces en España.
Yo he ido a España en cinco ocasiones, la primera con mi padre, luego dos veces gracias a la Xunta de Galicia, y otras dos por los viajes del IMSERSO.
A España no volví hasta después de siete décadas en Cuba, cuando en 1996 el IMSERSO me regaló la posibilidad de celebrar mis 75 años en Barcelona.
Una de las alegrías más grandes de mi vida fue ver a mis padres volver de visita a España, gracias al programa de viajes para mayores del IMSERSO.
A La Rioja no sólo han vuelto de visita mis padres, sino también la han podido conocer mis hijos, y confío en que algún día podrán hacer igual mis nietos.
Los re-encuentros entre la familia que quedó en España y la que marchó a América son tan emotivos que a veces no hay palabras para contarlos.
Esta fotografía simboliza mi encuentro con los familiares que conocí al visitar Cantabria, medio siglo después que mi padre emigró desde allí hacia Cuba.
Cuando volví por primera vez a Santander quise llegar a todos los lugares en que di mis primeros pasos, y fue como revivir mi infancia tan feliz allá.
Una fotografía que siempre tengo a mano es esta de nuestra madre con mis dos hermanos y conmigo, tomada en Santander a inicios del siglo XX.